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  • Al paraíso: Exposición Inmigración Japonesa a Colombia

Inés Sanmiguel
Antropóloga, investigadora, profesora universitaria y gestora cultural colombiana.
17/05/2020

A través del uso de fuentes primarias, el artículo profundiza en el tema de la inmigración japonesa a Colombia durante el siglo XX. Retoma los proyectos de inmigración al Cauca, Corinto y la Costa Atlantica, así como el momento de crisis que supuso el inicio de la segunda guerra mundial. El análisis se extiende hasta nuestros días e incorpora una reflexión en torno al tema de las remesas.


 

La Universidad de los Andes inaugura el Centro del Japón a los 110 años de haberse firmado el 25 de mayo y ratificado el 10 de diciembre de 1908 el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, con lo cual se establecieron formalmente las relaciones entre los gobiernos de Japón y Colombia. La firma del tratado ofrecía a ambas partes oportunidad de inversión de capital, expansión comercial y un lugar para futuros inmigrantes.  

En el año de negociación del tratado, el presidente Rafael Reyes envió a Antonio Izquierdo en viaje de observación a algunos países del Pacífico, entre ellos Japón. Izquierdo regresó de su viaje con un carpintero y dos jardineros, uno de ellos Tomohiro Kawaguchi quien había sido jardinero en la Casa Imperial. Kawaguchi trabajó, entre otros, en el diseño y embellecimiento de los jardines en casa del presidente Reyes en chapinero, la Exposición Industrial de 1910 en Bogotá que luego se convirtió en el Parque de la Independencia y parques de Medellín. 

 A partir de la segunda década del siglo XX comenzaron a llegar por Buenaventura y Puerto Colombia viajeros independientes, por lo general hombres solteros que tras haber probado suerte en otros lugares, siguieron su ruta aventurera en busca de una vida mejor. Se establecieron con preferencia en Cali, Bogotá y Barranquilla, ciudades cuya prosperidad ofrecía mayores oportunidades para los inmigrantes. En esta última fueron muy apreciados los barberos, oficio al que la mayoría se dedicó.  

Dos décadas más tarde de la firma del tratado por los dos países, gracias a la recomendación a su gobierno por Yûzô Takeshima que trabajaba en el Ministerio de Emigración del Japón, la prefectura de Fukuoka subvencionó el asentamiento entre 1929 y 1935 de 20 familias japonesas en la colonia agrícola de El Jagual, Corinto, Cauca. Siendo estudiante de lenguas extranjeras en Tokio, Takeshima tuvo en sus manos María de Jorge Isaacs, quedando muy impresionado con la descripción de la belleza del paisaje. Así fue como lograron atraer a futuros inmigrantes con el slogan “Si hay un paraíso en este mundo, entonces es Colombia”, paraíso que no hacía referencia al concepto religioso sino a la hacienda “El Paraíso” en el Valle del Cauca, donde tiene lugar la novela de Isaacs.   

Pasados unos años, los agricultores japoneses movieron su vivienda y zonas de cultivo al vecino departamento del Valle del Cauca en las cercanías de Santander de Quilichao, Obando, Miranda, Florida, Palmira y Cali donde obtuvieron mejores tierras y colegios para la educación de sus hijos. Aun cuando fueron muy pocos en número, su aporte al mejoramiento y desarrollo agrícola en la región ha sido enorme al haber implantado la mecanización de prácticas agrícolas con maquinaria pesada y cultivos a gran escala de fríjol, soya, maíz, verduras, caña de azúcar, algodón y flores.  

Esta exposición rinde homenaje a aquellos pioneros japoneses que se asentaron en la costa Atlántica en el norte, Cauca y Valle del Cauca en el sur. Agradecimientos a la Asociación de Amistad Colombo-Japonesa del Atlántico, la Corporación Cultural Sakae-Doku de Barranquilla, la Asociación Colombo-Japonesa de Cali que suministraron fotografías y objetos de los inmigrantes y sus descendientes; al maestro Álvaro Velarca Hernández, gerente del Fondo de Cultura Económica, por permitir el uso del material fotográfico que aparece en la publicación del Fondo, “En Pos de El Dorado. Inmigración japonesa a Colombia” (2018) de Inés Sanmiguel Camargo.

Mientras que la emigración japonesa a Usiacurí y Barranquilla en la costa Atlántica y a ciudades como Bogotá y Cali en el interior del país nos muestra al individuo dedicado al comercio, la barbería y jardinería, la emigración al sur del país es una historia de agricultores. Entre 1929 y 1935, la Compañía de Fomento de UItramar de Japón fue la encargada de la organización del programa para 20 familias con un total de 159 personas, la mayoría proveniente de la prefectura de Fukuoka. Ellos formaron el asentamiento agrícola El Jagual en el municipio de Corinto, departamento del Cauca. Todos los hombres cabeza de estas 20 familias tenían experiencia en el trabajo del campo, ya que la compañía de emigración estipulaba que para solicitar el ingreso al programa agrícola en Colombia era necesario que fueran agricultores. Una vez cumplido el contrato de permanencia por 5 años con la compañía de emigración, las familias fueron abandonando poco a poco la colonia agrícola para ir en busca de mejoras tierras de cultivo en otras regiones del Cauca y el vecino departamento del Valle del Cauca, donde predominó el alquiler de tierras con los terratenientes locales hasta que pudieron comenzar a comprar. Hoy día estos inmigrantes japoneses y sus descendientes, cuyo número se calcula en unas 2.000 personas, quienes viven con preferencia en las ciudades de Cali, Palmira, Florida y Miranda, han continuado dedicados a las actividades agrícolas, siendo muy notoria a lo largo de los pasados 90 años su contribución al desarrollo, crecimiento y mejoramiento de la agricultura en la región.

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